Regálame tu sol en el invierno,
un pasaje de ida y vuelta hasta en tu senos para ver, el efecto que tiene el
aire tibio cuando roza suavemente y hace erizar tú piel, regálame un concierto
inevitable de alaridos incesantes cuando exploras el amor, marcándome la
espalda si comprendo que final de tú locura se remedia con placer, que este
asunto de entrepiernas, sudor, labios y los “te quiero” lo suelen llaman amor
también.
Regálame un momento inevitable de
esos que no tienen pausa y que me hacen no querer soltar, el volumen de cuerpo que
sujeto cuando hasta tu espalda baja se van mis dedos a cruzar, regálame una
ducha sin permisos únelo con gotas frescas de un perfume con tú olor, permite
que sea yo el que se pierda a través de tú silueta y luego encuéntrame a tus
pies.
Regálame un abrazo infinito para
unirnos en los sueños luego de tanto placer, que si bien yo siempre te necesito
esto no es una despedida es solo que ya yo no sé, quizá cuando despierte ya te has
ido y siendo como soy te digo yo no lo podré entender, es que sabiendo que
nadie es dueño de nadie yo nací siendo un obtuso y eso me evita comprender, de
que amarte no es delito pero a veces puede ser como un trago de café, que a
quien como yo no gusta y se han empeñado beber, debes saber que es inevitable que
sea un trago amargo si lo ha osado beber.
Quizá con tantas cosas que he
pedido tu creas justo pedir algún regalo también, descuida ya no tienes que decirlo eso lo he
tenido claro desde la primera vez, aquellos que son libres como el tiempo nunca
les será posible más de un día suponer, unirse a un solo cuerpo no es visible
ni pensarlo, una locura ha de ser; tu obsequio ya está listo no olvides no
alcance a ponerle lazo ni tampoco algún papel, no gastes tiempo en las
despedidas ya nos volveremos a ver, si es que la libertad te deja una vez.
JJ